Sigo listando características de Brasil que me llamaron la atención:
Almuerzan religiosamente entre las 12 y como mucho las 13:30. Por lo general a las 13:10 ya están vacíos casi todos los restaurantes. Imposible intentar almorzar pasadas las 14...
La forma de almorzar es muy práctica pero no me gusta. En general casi todo es sistema "rodizio" o una especie de tenedor libre. De los tenedores libres muchos son por peso, es decir que uno llena un plato con todo lo que va a comer, frío y caliente todo junto, luego se lo pesan y se paga de acuerdo al peso. Es muy piola para el que va a comer poco y no quiere pagar demasiado, pero es un bajón si se quiere comer varias cosas, ya que el plato se transforma en un verdadero despelote. La verdad se me complicaba tratar de que la ensalada rusa no se vaya encima de los ñoquis 4 quesos, mientras hacía equilibrio para que los buñuelitos no se me vayan al piso... Prefiero un menú, elegir y listo (aunque para elegir soy medio lento)
Un detalle comparativo: Mientras los diarios argentinos pusieron titulares casi apocalípticos porque el dólar subió 1 ó 2 centavos, aquí el dolar sube de un día para el otro 30 centavos y nadie se calienta.
Habiendo terminado estos pocos días en Brasil puedo decir que hay algunas cosas que admiro y que sería bueno poder copiar en Argentina. La principal es el tránsito. Admirable el orden y el respeto que tienen al manejar en la ciudad. Otras cosas prefiero que se mantengan "a la argentina".
24 oct 2008
21 oct 2008
BRASIIIIIL!!!!
Asi es. Finalmente me llegó la hora de conocer Brasil. Pero primero lo primero. Para llegar a Brasil debía partir de Santo Tomé, pequeña ciudad correntina paso previo a cruzar el puente sobre el río Uruguay.
Llegué hasta este punto viajando tranquilamente en micro. Viaje que no tuvo inconvenientes salvo por el pequeño detalle de la impuntualidad. No de salida, sino de llegada. Dos horas tarde...
Santo Tomé es un paso muy concurrido por aquellos que vacacionan en Brasil. Aparentemente hasta ahora era un verdadero problema conseguir hospedaje, ya que es el punto ideal y elegido para hacer el descanso a mitad de camino hacia Florianópolis. Por suerte para aquellos que realicen este viaje, se está terminando de construir un complejo de cabañas (aunque son mas bien casitas) en un ambiente temático relacionado con el vino...
Bueno, ahora si, ya viajando en auto, arranco con mi primera impresión de Brasil.
Si, es la primera vez que piso suelo brasilero. Nunca fuí a Florianópolis, ni Bahía, ni Río, ni a las playas del Norte, ni sé decir "hola" en portugués... ¿y qué?
Estoy en el estado de Santa Catarina, en una ciudad llamada Chapecó. Podría decir que casi a mitad de camino entre la frontera con Argentina y el mar.
Todo me resulta muy familiar.
Contra la imagen que tenía de la TV, ya llevo un par de días acá y no me crucé con ningún negro.
Es envidiable la actitud de la gente. Se los nota entre tranquilos y alegres. Al menos los mozos y los empleados de algunos comercios no tienen la típica cara de "la vida me pesa, yo no debería estar acá", tan común en Bs As y algunas ciudades grandes argentinas.
Una cosa que me sorprende es que casi todos los restaurantes se manejan con un sistema que se llama "rodizio" (si, de acá se afanó el nombre el Rodizio de Bs As)
No hay menú. Uno llega se arma una ensalada y/o entrada con quesitos y fiambres, y luego por la mesa va pasando un desfile interminable de mozos ofreciendo carnes, pastas o lo que sea que tenga el lugar.
Aunque no quiera, uno termina probando una variedad importante de platos. Todo muy rico, debo admitir, y a un precio muy bueno.
Por lo que me comentan, este sistema se ha ido extendiendo por todo Brasil.
En parte me recuerda a los árabes que me llenaban la mesa de comida. Aunque la variedad de frutas y algo de la comida me lleva a pensar en otros países latinoamericanos.
Llegué hasta este punto viajando tranquilamente en micro. Viaje que no tuvo inconvenientes salvo por el pequeño detalle de la impuntualidad. No de salida, sino de llegada. Dos horas tarde...
Santo Tomé es un paso muy concurrido por aquellos que vacacionan en Brasil. Aparentemente hasta ahora era un verdadero problema conseguir hospedaje, ya que es el punto ideal y elegido para hacer el descanso a mitad de camino hacia Florianópolis. Por suerte para aquellos que realicen este viaje, se está terminando de construir un complejo de cabañas (aunque son mas bien casitas) en un ambiente temático relacionado con el vino...
Bueno, ahora si, ya viajando en auto, arranco con mi primera impresión de Brasil.
Si, es la primera vez que piso suelo brasilero. Nunca fuí a Florianópolis, ni Bahía, ni Río, ni a las playas del Norte, ni sé decir "hola" en portugués... ¿y qué?
Estoy en el estado de Santa Catarina, en una ciudad llamada Chapecó. Podría decir que casi a mitad de camino entre la frontera con Argentina y el mar.
Todo me resulta muy familiar.
Contra la imagen que tenía de la TV, ya llevo un par de días acá y no me crucé con ningún negro.
Es envidiable la actitud de la gente. Se los nota entre tranquilos y alegres. Al menos los mozos y los empleados de algunos comercios no tienen la típica cara de "la vida me pesa, yo no debería estar acá", tan común en Bs As y algunas ciudades grandes argentinas.
Una cosa que me sorprende es que casi todos los restaurantes se manejan con un sistema que se llama "rodizio" (si, de acá se afanó el nombre el Rodizio de Bs As)
No hay menú. Uno llega se arma una ensalada y/o entrada con quesitos y fiambres, y luego por la mesa va pasando un desfile interminable de mozos ofreciendo carnes, pastas o lo que sea que tenga el lugar.
Aunque no quiera, uno termina probando una variedad importante de platos. Todo muy rico, debo admitir, y a un precio muy bueno.
Por lo que me comentan, este sistema se ha ido extendiendo por todo Brasil.
En parte me recuerda a los árabes que me llenaban la mesa de comida. Aunque la variedad de frutas y algo de la comida me lleva a pensar en otros países latinoamericanos.