31 ene 2008

De vuelta en Argentina!

Días 18 y 19 (29 y 30/01): Geisers y... final!
Salimos temprano, muuy temprano, de la ciudad de Calama para llegar con el amanecer a ver el espectáculo de los geisers de Tatio, que se desactivan luego de que el Sol alcanza cierta altura. La mañana estaba un poco fría (algunos grados bajo cero) y digamos que me arrepentí de no haber llevado guantes...
La zona es el campo geotérmico más grande del mundo y a la vez el que está a mayor altura (4000 msnm). Lamentablemente sólo quedan dos años para ver esta maravilla, ya que se está construyendo una planta de energía geotérmica.
En el área se forman piletones de agua caliente que los turistas europeos no dejan de aprovechar para darse un bañito.

Al mediodía llegamos a la famosa San Pedro de Atacama. Si bien es un lindo lugar tiene mucha publicidad encima, ya que Purmamarca en Argentina es 100 veces más interesante y bella, pero no tiene ni un cuarto del marketing de la primera.
Luego del almuerzo encaramos el empinado paso de Jama, uno de los más altos que unen Chile y Argentina. Por suerte la chata respondió bien y se bancó el ascenso y descenso sin problemas.
El paso de frontera fué un trámite sencillo que nos permitió llegar temprano al hotel de Susques, donde nos tocó la misma habitación que hace unos meses ocupó Richard Gere en su paso de incógnito por este lugar recorriendo la zona en moto.
Esta zona de Jujuy da para recorrerla con tiempo. Me lo anoto en las opciones de futuros viajes.

A la mañana siguiente partimos hacia Salta junto con la catalana. Aprovechamos el viaje para hacerle escuchar algo de Rock nacional.
En Salta me abandonarían para volverse en avión a Buenos Aires (la tiranía del trabajo obliga...)

Yo seguí viaje durante casi 11 horas para llegar a la ciudad de Rafaela, donde dormí un poco para poder continuar a la mañana siguiente, y llegar a Bs As al mediodía.

Desierto y mar

Días 15, 16 y 17 (26, 27 y 28/01): De Perú a Chile
Salimos temprano de Nasca para encarar los más de 900 km que nos separaban de la frontera con Chile.
El viaje lo hicimos bordeando el Pacífico, atravesando zonas de desierto de arena con tormenta incluída (no podía faltar en este viaje)
El camino por los acantilados frente al mar es espectacular. Y me refiero a acantilados muuuuy altos. En algunas partes andamos a los saltitos por las columnas de arena que quieren atravesar la ruta, mientras que en otras partes los médanos tiene que ser contenidos por murallas de más de dos metros.
La sensación de ver el mar a tan pocos días de haber estado cruzando los Andes es difícil de explicar con palabras.
El paso a Chile fué uno de los más tranquilos pese a que el movimiento era intenso, y rápidamente nos encontramos en suelo chileno rumbo a la ciudad de Arica, donde pasaríamos la noche.
Por la mañana visitamos el famoso morro de Arica, desde donde se aprecia toda la ciudad y el puerto, para luego partir hacia nuestro destino: Iquique.
En la ruta se nos cruzó por delante un pequeño tornado para darle el toque final a la variedad climatológica de esta travesía.
Iquique es una ciudad balnearia y a la vez un puerto muy importante. Además tiene la zona franca más grande de Sudamérica.
Como detalle interesante tiene un médano gigante, llamado médano dragón, que está pegado a la ciudad.
Si bien las playas no son una gran cosa y el mar es bastante frío, el orden, la limpieza, la costanera y la no invasión edilicia de la costa, la hacen mucho más atractiva que la mayor parte de los balnearios argentos.Antes de abandonarla le dimos una vuelta al mall mas grande de la zona franca para chusmear y comprar alguna cosita...

Cuántas líneas!

Día 14 (25/01): Nasca y un poco de relax...
Arrancamos el día tempranito en el aeródromo local para tomar la avioneta que nos pasearía por sobre las míticas líneas de Nasca.
Es difícil imaginar la forma en que los nascas hicieron estas líneas y dibujos en el suelo sin verlos desde el aire...
Como el stress del día anterior había hecho estragos en nuestras humanidades, decidimos tomarnos un día light, pelotudeando en el hotel y mirando videos sobre las líneas, en lugar de salir a visitar museos como estaba planeado.

Les cuento que todo el verso de que eran pistas de aterrizaje para ovnis está descartado. Sólo sirvió para que un turro se hiciera millonario vendiendo libros con su teoría.
Una de las teorías mas aceptada es que aparentemente son representaciones de las constelaciones, y las hacían ampliando proporcionalmente las medidas de un dibujo.

La única actividad que realizamos a la tarde fué ir hasta un mirador natural de las líneas, una loma, desde donde se aprecian algunas rectas y se tiene una vista privilegiada del atardecer sobre el desierto.

27 ene 2008

ups....

Día 13 (24/01): Veníamos bien, pero....
Salimos hacia Nasca por un camino de montaña hiper-sinuoso (atravesando los Andes).
En mitad del camino llegamos a lo que se llama el techo de América, donde se acumula el agua que alimenta el Amazonas. Estábamos a más de 4000 msnm cuando nos sorprendió una tormenta de granizo. Por lo que manejamos un rato sobre un manto blanco mientras nos bombardeaba el cielo.

Prueba de la altitud alcanzada en el "Techo de América": 4542 msnm
Cuando ya casi llegábamos a nuestra primer parada intermedia, el pueblo de Puquio, sucedió lo inesperado... Perdimos otra camioneta.
En este caso fué la del guía, quien iba adelante y en una curva un camión de frente lo encerró y le pasó por encima a medio frente del lado del conductor.
Su acompañante, la catalana, no se hizo absolutamente nada, y él sólo sufrió unos cuantos golpes y un corte en el codo que requirió unos cuantos puntos.
Obviamente la camioneta quedó inutilizada...

Después de mucho rato los que quedábamos seguimos camino a Nasca mientras el guía terminaba los trámites y lograba subir la camioneta a un camión que la llevaría a Lima.
En el camino quedamos envueltos por una niebla muy densa que nos obligó a hacer varios kilómetros a 20 km/h, y para colmo era camino de montaña con infinidad de curvas en U.
Por momentos perdíamos de vista las líneas de la ruta y realmente era imposible continuar.

Pese a los pronósticos más pesimistas llegamos a la ciudad de Nasca...

Maras y Moray

Día 12 (23/01): Seguimos con los incas
Después de haber visitado Machu Picchu nos quedaba por ver un par de lugares interesantes que pertenecieron a la civilización Inca.

Por la mañana nos encontramos con un francés radicado en Perú y socio del club 4x4 local. Él nos llevó a almorzar a una granja donde todo lo que comimos era fresco.
De ahí salimos a visitar dos lugares impresionantes, y de paso hicimos algo de off-road en el camino.

En primer lugar nos encontramos con los invernaderos de Moray. Impresionantes excavaciones de terrazas concéntricas donde los incas seleccionaban los cultivos de distintos lugares del imperio que podían adaptarse a la altura.
A pesar de que nuestras piernas ya casi no respondían pudimos bajar hasta el nivel inferior... y volver!

Luego seguimos camino hacia las salineras de Maras. Aquí los incas aprovecharon una vertiente natural que pasaba por una mina de sal, y crearon un sistema de piletones donde la sal que venía en el agua decantaba. Lo más increíble es que hoy en día sigue activo y familias tradicionales de Cusco tienen títulos de propiedad de cada piletón y explotan éstos para la obtención de sal. Más de 500 años han pasado y el sistema sigue activo y produciendo...

Terminamos el día llegando a la ciudad de Abancay, desde donde partiríamos hacia Nasca al día siguiente.

25 ene 2008

Machu Picchuuuuuuuuuu!!!!!!!


Día 11 (22/01): Finalmente llegó el día de visitar Machu Picchu!
Salimos temprano del hotel para abordar el tren que nos llevaría a la base (entrada) a esta zona tan especial. Desde aquí unos buses nos llevaron hasta la puerta de la ciudadela. De más está decir que te cobran (y no es barato) absolutamente todo. Desde el tren (que hay que reservar con meses de anticipación), hasta la entrada, pasando por el bus...

Arrancamos pasando como tiro por la ciudadela, ya que la recorreríamos con un guía más tarde, para llegar a la base del Huainpicchu, una montaña que se ve de fondo en las típicas postales. Nos habían advertido que la trepada no era para cualquiera, pero lo encaramos igual. El clima nos jugó en contra ya que estuvo lloviendo intermitentemente todo el tiempo.
Costó pero llegamos a la cima, aunque lamentablemente la vista desde allí era casi nula, ya que estábamos en medio de una nube.Para hacerlo más desafiante, nos volvimos por el camino más largo que nos permitió acceder a una caverna con restos arqueológicos. La verdad es que todo el recorrido fué por momentos agotador, pero no dejaba de maravillarnos el entorno verde y húmedo de la montaña en esta época. Además, ya casi terminando el descenso, las nubes se dispersaron y pudimos tener una vista de Machu Picchu desde cierta altura. A la catalana le sobraban pilas y se fué de vuelta casi hasta la cima para sacar unas buenas fotos.

Almuerzo mediante arrancamos con la visita a la ciudadela. Realmente este punto es la frutilla de toda la historia inca que recorrimos en los últimos días. Maravilloso e increíble. Y como me pasa desde que iniciamos las visitas arqueológicas en este viaje, me cuesta entender que tremenda civilización pueda desaparecer y llevarse a la tumba tantos conocimientos.
La montaña que se ve de fondo es el Huainapicchu (aunque cueste creerlo llegamos a la cima)

24 ene 2008

Pavadas...

Mientras espero poder acceder a internet desde mi compu para mostrarles fotos espectaculares de los últimos dos días en Machu Picchu y alrededores, hago este break desde una compu pública para comentarles algunos detalles de esta zona:

- De noche TODOS los vehículos en las rutas circulan con las luces altas. De más está decir que vivo puteando a todos los que vienen de frente. La explicación está en que hay muchos pueblos por los que pasa la ruta y donde las casas tienen su salida directamente a la banquina, ni vereda tienen... Imaginen el peligro de esto. A cada rato te encontrás con chicos, perros, borrachos, vacas, etc, etc...
- El lado positivo es que las rutas, incluso en lugares poco transitados, están en muy buen estado y bien pintadas.
- En la ciudad de Cusco, los taxis son casi todos Daewoo Tico. Para los que no los conocen después pongo una foto, pero es un autito muuuy pequeño, que es el único que puede pasar por las angostas calles de esa ciudad.
- Casi la única cerveza que existe se llama "Cusqueña" y está muy buena. El problema es que al igual que las gaseosas te la sirven a temperatura ambiente... Una cagada!!! Sólo en algunos lugares tiene algunas en la heladera, pero hay que recordar pedirla fría! Me pasó más de una vez ver una heladera-exhibidor, esas de Coca-Cola, que cuando la abría descubría que la función "heladera" estaba apagada... era sólo un exhibidor de gaseosas calientes...
- La gaseosa más popular es la Inka-Cola. Que contra todos los pronósticos, no es oscura y sabor cola, sino que es amarilla y sabor chicle... Un asco!
- Todo lo relacionado con el turismo está muy bien explotado. Exactamente opuesto a Argentina, donde los sitios arqueológicos no sólo no están explotados ni conservados, sino que la gente se afana todo...

- Agrego una más: En esta zona en particular en verano hace frío y en invierno hace calor...

Saludetes!!!!

21 ene 2008

Cusco, o lo que queda de los Incas...

Días 8, 9 y 10 (19, 20 y 21/01): Incas a full
Pasamos tres días en la ciudad de Cusco y alrededores, admirando lo que quedó de una civilización que podría haber resistido al español si no fuera por una pelea entre hermanos con deseos de acceder al trono Inca.

La ciudad es muy bonita pero demasiado cristianizada... Es decir que sobran las iglesias que revientan de oro y plata en su interior, en un evidente intento por desplazar las creencias politeístas incaicas.
Visitamos un par de ellas que nada tienen que envidiarles a las mejores de Europa.
Es sorprendente que la mayor parte de los grandes edificios de la ciudad están construídos sobre la base de las paredes de edificios incas. Esto se observa en las paredes que hasta determinada altura respetan el diseño original de las piedras perfectamente unidas con técnicas aún no muy claras.

Por toda la ciudad se ven callejones donde a un lado y otro pueden verse las diferencias entre las paredes construídas por los incas y por los incapaces (españoles) que trataron de imitarlas.

El segundo día fuimos a recorrer el Valle Sagrado.
En primer lugar el sitio de Saqsaywaman, lugar sagrado desde donde se observa toda la ciudad.

Luego fuimos al mercado de Pisaq, donde los domingos bajan los jefes de todas las comunidades indígenas a escuchar la misa en quechua. Esto nos pareció bastante extraño, pero nos explicaron que si bien son católicos, siguen adorando sus deidades en forma paralela.

El mercado es muy vistoso y se divide en una parte de artesanías para el turismo y otra que es el verdadero mercado donde el trueque se usa para intercambiar productos entre las comunidades.




De allí partimos a las ruinas de Pisaq, donde pateamos como condenados subiendo la montaña para observar las fabulosas terrazas de cultivo y construcciones.


Terminamos el día en Ollantaytambo, otro sitio arqueológico con mucho para subir y llegar a ver un templo a medio construir, ya que la llegada de los españoles dejó inconclusa esta obra.




Hoy tenemos la mañana libre (que estoy usando para completar el blog) y por la tarde iremos lo más cerca posible a Machu Picchu que se puede llegar con las camionetas. Desde ese punto, al día siguiente tomaremos el tren a la famosa ciudadela.

20 ene 2008

De Bolivia a Perú

Día 5 (16/01): Qué gusto tiene la sal?
Finalmente nos instalamos en el Hotel Luna Salada, un hotel construído enteramente de sal. Las paredes son bloques de sal, el piso es un manto de sal gruesa, las mesas, sillones, sillas, todo de sal. No recomiendo andar con franciscanas por el hotel ya que los granos de sal se meten debajo de la planta del pié y transforman el caminar en una especie de leve tortura. Tampoco es bueno andar descalzo por la habitación…

Luego del desayuno nos vinieron a buscar unas Toyotas Land Cruiser de los 90 para visitar el Salar de Uyuni, el más grande del mundo. Viajar sobre el techo está muuuuy bueno!

Vimos cómo se prepara la sal de mesa. Es tan barata que no hace posible la actividad a escala industrial, y sigue siendo una actividad artesanal muy poco saludable para quien la realiza (digamos que no llega a viejo).
La sal se deshidrata sobre una gran plancha que se calienta desde abajo. Un pobre cristiano se para sobre la sal y con una pala la va removiendo a la vez que va aspirando todos los gases que se desprenden durante el proceso… Luego la sal pasa por una tolva que le da la medida Standard al grano y donde se le agrega el Yodo (muy a ojo). Finalmente una mujer va llenando las bolsas plásticas con un kilo de sal y las sella en caliente… con los dedos!! Las pobres ya tienen las manos plastificadas.
Llegamos al salar en la época de lluvias, por lo que el mismo está cubierto por una capa de pocos centímetros de agua. Esto lo transforma en un gran espejo espectacular.

De nuevo en el hotel almorzamos y salimos hacia Oruro. Unos cuantos kilómetros de tierra, barro, y unos lindos vadeos nos permitieron llegar al asfalto que nos permitiría descansar de los saltos y rebotes de los caminos aserruchados de tierra.
Nuevamente llegamos ya de noche, pero nos estaban esperando con la cena. Sopa de no sé qué y carne incomible…

Día 6 (17/01): KAOS y ruinas
Salimos de Oruro con rumbo a La Paz.
La entrada a la ciudad de La Paz es espectacular. Primero hay que subir muchísimo para luego iniciar el descenso hacia la ciudad que está encerrada entre montañas.

Paramos al margen de la autopista para sacar unas fotos de la ciudad desde la altura, y mientras esperábamos que llegara la policía a sacarnos cagando llegó una combi de un canal de noticias y le hicieron una nota a algunos integrantes de la caravana.
Una vez en La Paz propiamente dicha, nada es paz… El tráfico es caótico, la gente se cruza por cualquier lado y se puede aparecer frente al vehículo en cualquier momento. Parece que manejar sin tocar bocina es inevitable. Es a lo único que responden los autos y los peatones. Yo soy un conductor que debo tocar bocina una vez cada dos o tres meses, pero acá gasté la munición de un par de años en un par de horas. Casi nadie respeta los semáforos e incluso te encontrás con que un semáforo se pone en rojo y tenés un cana al lado haciéndote señas de que sigas de largo. Una locura…
Luego de pegarle una vuelta a la plaza principal finalmente llegamos al tan deseado destino, un estacionamiento de un shopping que nos permitiría comer en Burguer y reponer energía para encarar la salida de la ciudad y llegar a las ruinas de Tiwanaku.

Las ruinas son sorprendentes. Como me ocurre siempre en estos casos, me cuesta entender que una civilización que logra tremendo crecimiento y avance desaparezca dejando sus restos cubiertos por cientos de años. Aquí aún están trabajando para terminar de desenterrar el templo más grande.


El día se iba terminando y nos esperaba una prueba de fuego para nuestros nervios. El cruce de la frontera Bolivia/Perú por Desaguadero. Esto fué un verdadero kaos. Las camionetas paradas sobre el margen derecho del puente entorpecían aún más el ya caótico movimiento de esta frontera. Plagado de triciclos a pedal y camiones que se quedaban trabados mientras nosotros tratábamos de terminar con todos los trámites lo más rápido posible.
Ya entrada la noche pudimos salir de allí y llegar a la pequeña ciudad peruana de Chucuito, donde paramos en un hotel muy bueno.

Día 7 (18/01): Flotando en el TITIKAKA
Dejamos el hotel sin antes visitar el Templo de la Fertilidad que se encontraba a pocos metros de allí. Este templo utilizado por los incas y pueblos anteriores es una especie de salón plagado de porongas de piedra. Aparentemente las mujeres infértiles entraban allí y realizaban un ritual para poder procrear. Luego seguramente quedaría embarazada pero el bebé sería sacrificado si era nena ya que se precisaban hombres para combatir a los españoles.

Luego de la visita al insólito templo fálico nos dirigimos hacia la ciudad de Puno, donde tomaríamos un barco en el lago Titi-kaka (según lo escriben los indígenas).
El barco nos llevó a las islas flotantes de los uros, donde miles de ellos viven en islas hechas de unos juncos llamados totoras que flotan en el lago.
Todas sus actividades transcurren sobre estas islas, y actualmente su principal sustento es el turismo.
Aquí, al igual que en Tiwanacu, la lengua principal es Aymara. El castellano recién lo aprenden cuando van a la escuela. Navegamos en una embarcación tradicional de los uros, donde las mujeres son las que reman. También conocimos y pudimos tocar un cóndor que tienen domesticado en una de las islas.
De vuelta a la costa almorzamos en un barco enorme que fue llevado hasta allí en piezas de no más de 45 kg para poder transportarlas a lomo de mula.

Iniciamos un sinuoso e interminable camino que nos llevaría hasta los 4335 msnm que se alcanzan en el abra La Raya, donde un grupo de cholas ofrecen tejidos y artesanías.
Siguiendo la ruta que se iba haciendo más sinuosa y que no dejaba de sorprendernos, como desde hace dos días, con personas que se cruzan, vacas en el medio, y lo mejor de todo: los perros esperadores. A lo largo de la ruta aparecen cada tanto perros acostados sobre la línea de la banquina. Son perros que esperan a las combis donde vienen sus dueños que seguramente fueron a trabajar al pueblo cercano. Se los ve acostados mirando con atención a cada vehículo que pasa. Notable…
Llegamos a la capital del Imperio Inca, Qosqo (nombre indígena), Cusco (nombre peruano), ó Cuzco (nombre español)

19 ene 2008

Vacaciones!!!!

Bueno… Arranco con la redacción de este nuevo viaje unos días después de iniciarlo. Obviamente la imposibilidad de acceder a internet ha sido la limitante para cumplir con el blog.
El viaje en cuestión es esta vez (y por fin) un viaje de vacaciones con mi mujer. Resumidamente se trata de llegar desde Bs As a Añatuya (Santiago del Estero) para seguir luego a Salta, recorrer algo de esta provincia y Jujuy, cruzar a Bolivia, visitar el salar de Uyuni, La Paz, pasar a Perú, visitar Cusco, Machu Pichu, Nasca, descender por el Pacífico hacia Chile, recorrer el Norte y finalmente volver a Argentina. En total más de 8500 km… y cuatro países.

Día 1 (12/01): De Bs. As. a Añatuya
Un viaje tecnológico… Escuchando música previamente cargada en el iPod y “navegando” la ruta sin mapas de papel pero con el GPS que nos dejó prácticamente en la puerta del lugar al que íbamos.
Realmente una experiencia muy buena, sin posibilidad de perderse o “agarrar para el otro lado”.
Sin mayores novedades llegamos a destino donde nos esperaban familiares. La pasamos muy bien, especialmente porque el calor agobiante típico de esta época nos hizo un favor y se calmó justo cuando llegamos.
Mucho de Añatuya no puedo contar. Es una ciudad que crece en tamaño y población, pero como pasa en casi la mayor parte de los pueblos y pequeñas ciudades del interior, ya nadie quiere laburar el campo. Y los que tienen campo y quieren hacerlo producir no encuentran personal dispuesto a trabajar, o al menos personal que no les carnee los animales (culpando al puma). Lo increíble es que hay desocupación…
Es la triste cultura del trabajo que se fue instalando en nuestro país desde hace unos cuantos años.

Día 2 (13/01): De Añatuya a Salta
Sin esperarlo, nuestro viaje se extendió un poco más, ya que llevamos a un integrante de la familia visitada a Tucumán.
Esto nos alargaba unos kilómetros el viaje pero nos daba la posibilidad de sacarnos una foto en la casita de Tucumán.
Viajando hacia Salta nos cruzamos en plena ruta con los guías del viaje, por lo que los seguimos directo al hotel.
Nos agrupamos en el hotel, siendo 23 personas en 8 camionetas. 3 de Bs As, 1 de Rosario, 1 de Sta Fé, 1 de Mendoza, y los dos guías que transportaban como pasajeros sin vehículo propio a una Sra de Bs As y una chica española (catalana).
Para los que gustan de los fierros, la caravana estaba integrada por: 2 Toyota Hilux doble cabina (guías), Mazda pick up doble cab., 3 Toyota SW4 (una equipadísima), Jeep Cherokee Sport 4.0 (la nuestra), Toyota Hilux línea nueva doble cab. Todas diesel excepto nuestro Jeep.

Esa noche fuimos a una peña (La vieja estación) muy conocida, muy linda, rica comida, muy buen espectáculo, pero definitivamente demasiado folklore para mi… “Un pueblito aquiiií, otro más allaaá, y un camino largo que baja y se pierdeeee…”

Día 3 (14/01): Nos vamos despidiendo de Argentina...
Salimos de Salta por un camino espectacular que poco tiene que envidiarle a los verdes caminos sinuosos de Costa Rica. Dejamos de lado el verde para pasar a la aridez de Purmamarca donde almorzamos en un restaurant muy bonito.. Llegamos luego a Humahuaca, donde pululaban varios turistas, mayormente mochileros. En la Iglesia hay un reloj del que a determinada hora sale una imagen de un santo que se mueve. Aparentemente es uno de los tres relojes con figuras móviles del mundo (otro es el cucú de Villa Carlos Paz).
Aprendimos a diferenciar telares de oveja, llama, alpaca y vicuña. Hacia el fin de la tarde llegamos a La Quiaca. Por ahora la altura no nos está afectando.

Día 4 (15/01): Día complicado...
A la mañana temprano salimos cagando para llegar temprano a cruzar la frontera a Bolivia (La Quiaca-Villazón). Una serie de varios trámites para lograr salir del país y entrar a Bolivia con las camionetas. Me pareció un descontrol, pero no era nada comparado con otra frontera que vendría después.
Mientras esperábamos y pasábamos de una ventanilla a otra vimos el infinito pasar de personas de un lado al otro de la frontera por el puente “oficial” y otra cantidad importante pasando por el puente “paralelo”, sin mencionar los que pasaban por el río…
El colmo fue ver cómo un cerdo enorme cruzaba de Bolivia a Argentina por el puente oficial, sin hacer trámite alguno, y sin ser detenido por SENASA!!! (aclaro que el cerdo iba solo) Una vez superada la frontera arrancamos lo que nos advirtieron sería el día más duro de la travesía, pero no imaginamos a qué punto.
Pasamos por los espectaculares túneles de Tupiza, cavados en la montaña con “ventanales” hacia un lado. Este día nos sorprendía con paisajes bolivianos impresionantes. Y algunas "rarezas" como la formación rocosa conocida como "La Poronga" (con cartel indicador del nombre incluído). Definitivamente los bolivianos no dan muchas vueltas con los nombres... Abandonado en asfalto encaramos durísimos caminos de tierra en las montañas, que se cobraron tres cubiertas (por suerte ninguna mía, a pesar de tener las que en peor condición estaban). Superamos pendientes importantes, hasta llegar a pasar los 4000 metros sobre el nivel del mar!! Incluso pasamos un tipo al costado del camino en medio de la nada, que según algunos estaba durmiendo y según otros estaba muerto. Luego seguimos el lecho de un río casi seco que nos depositaría en la ciudad de Atocha, donde sólo dos personas (mi esposa una de ellas) se le animaron al café del lugar. Es una ciudad minera acorralada entre el río y la montaña que parece salida de una historia irreal.
De ahí seguimos por el lecho seco del río y nuevamente caminos de tierra con dirección a Uyuni.
Todo iba bien hasta que sucedió lo que el guía dijo el primer día que no debía pasar… Una de las camionetas volcó. Justo la que iba delante de mí en la caravana. La tenía bastante lejos, pero ví como la estela de polvo normal se convertía en un remolino de tierra que se levantaba más allá de lo normal. En ese instante empecé a avisar por radio que había ocurrido un accidente mientras era el primero en llegar al lugar y verificar que la familia que viajaba allí estaba bien. De a poco los sacamos a todos y un par de camionetas los llevaron al hospital de Uyuni, mientras el resto nos quedamos organizando la recuperación y traslado de la camioneta volcada. A los pocos minutos pasó una camioneta boliviana que siguió de largo como si nada… unos turros. Cuando ya habíamos puesto la Toyota sobre sus cuatro ruedas pasó la policía. Casi borrachos preguntaron qué pasó, les explicamos que ya estaba todo bajo control, y siguieron su camino para detenerse 40 metros más adelante y bajarse a mear…

Lo que iba a ser una llegada al espectacular Hotel de Sal a las 19:30 hs, se transformó en una interesante (para mi) experiencia que nos hizo llegar a Uyuni muy entrada la noche.
El dueño del hotel de Sal nos vino a buscar a Uyuni para guiarnos hacia el hotel que se encuentra en el borde del salar, ya que casi no existe un camino.
A poco de conducir en medio de la noche y en medio de la nada, a este hombre se le queda la camioneta y no pudo volverla a arrancar.
En este momento cantamos bingo, el tipo se pasó a una de las camionetas del grupo y nos llevó finalmente al espectacular hotel. La familia accidentada emprendió al día siguiente su regreso aéreo a Bs As.

Una nota sobre el tema de ser el único naftero entre gasoleros: A mi entender hasta ahora son todas ventajas.
- No pierde potencia en la altura como los diesel.
- Le cuesta mucho menos las pendientes.
- No hay falta ni restricciones de venta de nafta, como si las hay de gasoil, donde en muchos lugares es difícil de encontrar o se vende una cantidad limitada por vehículo.
- En todas las cargas que realizamos, gasté en pesos la misma cantidad que las gasoleras para completar el tanque luego de recorrer los mismos kilómetros.